Los PriNciPioS del ArtE -------------------------------R.G. Collingwood

“Las artes plásticas han roto tan radicalmente con sus tradiciones y con las normas y reglas históricas que se hace dudoso si corresponde seguir empleando el mismo término.”

Arnold Gehlen


El interés de R.G. Collingwood por las cuestiones estéticas fue uno de los más persistentes a lo largo de toda su obra. A este tema dedicó uno de sus primeros libros, Outlines of a philosophy of Art (1925), que años después sustituyó por el que ahora presentamos, Los principios del arte. Tal sustitución se debió tanto al cambio de ideas del propio Collingwood, como a las nuevas modalidades del arte; pues para el autor la teoría estética no es un esfuerzo por investigar y exponer verdades eternas sobre la naturaleza de un objeto eterno llamado “arte”, sino el esfuerzo por llegar a la solución de ciertos problemas que surgen dentro de la situación en que los artistas se encuentran en este momento. Así, pues, todo lo expuesto en este libro tiene una aplicación práctica, directa o indirectamente, a la condición del arte en la actualidad.

La fama de R. G. Collingwood (1889-1943) se ha visto reducida al ámbito de la filosofía de la historia y, si acaso, al de la teoría estética, a partir de sus obras Los principios del Arte (1938) y su póstuma La idea de la Historia. Sin embargo, no deben despreciarse sus contribuciones a la metafísica, la teoría del conocimiento y la filosofía política.

En este monumental tratado sobre los principios del arte, Collingwood nos lleva a través de sus diversas interpretaciones del arte. El arte como artesanía, arte, magia, el arte como diversión, el arte como la representación, el arte como expresión, el arte como la imaginación y finalmente a su tesis principal: el arte como lenguaje. Hablando artísticamente, describe la situación moderna del arte como tópico, como si estuviera escrito en 1988 en lugar de 1938.

"Historical parallels are blind guides" (Los paralelismos históricos son guías ciegos), dice, comparando la civilización moderna a la del último imperio romano. Comenta que "lo que nos preocupa es la amenaza de muerte de una civilización", y continúa:

“Las civilizaciones no mueren o nacen por hacer ondear las banderas, ni por el ruido de las ametralladoras en las calles, sino en la oscuridad, en el silencio, cuando nadie es consciente de ello. Mucho tiempo después, mirando hacia atrás, sólo unos cuantos empezamos a ver que había sucedido.”

Así, nos presenta su punto de vista, donde en gran parte de nuestro jardín, el arte ha muerto, ha sido sustituido por diversión; para su plan para la reactivación, en los libros II y III, es necesario el cuidado de ese jardín. Su Libro II contiene la "teoría de la imaginación", donde se describe la evolución del lenguaje fuera de la imaginación y la conciencia de modo que llegamos a "adquirir nuevas emociones y nuevos medios de expresión".

"El Arte no tolera clichés", proclama. No hay otra cita que mejor describa la esencia del arte a Collingwood. Él ve el arte como las matemáticas: su verdadera función es crear mundos posibles ", algunos de los cuales, más tarde, dará vida real pensamiento o acción ".

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“El Arte existe cuando tienes conciencia de ello”

El arte es un lenguaje donde la concepción de arte planteado por el autor es que las obras son arte cuando se tiene un propósito de convertirlas en arte.

Collingwood afirma que el arte es una presencia espiritual que suscita y aparece cuando se contempla una obra. Lo que hace que el hombre pueda hacer arte y el animal no, es que el primero tiene espíritu, que es dependiente del cuerpo. Aquellas actividades que el ser humano hace desinteresadamente para la elevación espiritual del mismo, son por tanto inútiles por naturaleza si se destinaran a otro fin. En este conjunto se alberga al arte. Para diferenciar al arte de otros tantos objetos como la artesanía hay que tener en cuenta el fin con el que se concibieron, su funcionalidad material o su dedicación a la contemplación artística. El arte es también una práctica contemplativa y desinteresada que se vincula con la actitud estética. A partir de esta concepción contemplativa práctica de la estética se habla de arte hoy día, con la aportación que hizo Kant en La crítica del juicio.

En lo referido anteriormente como actitud estética y práctica contemplativa y desinteresada del arte, pretendo hacer alusión a lo planteado por Kant y a la diferenciación que puede establecerse entre arte y artesanía que defiende Collingwood. Es decir, la práctica contemplativa del arte responde a un criterio que viene de la mano del romanticismo, donde el genio creador, dotador de vida hace objetos destinados al goce estético, a la práctica contemplativa sin ninguna pretensión o funcionalidad clara. Por el contrario, en la artesanía, como en otra actividad en la que se desarrolla algo, el fin al que se pretende llegar, el objetivo es funcional.

Podríamos concluir, que según la postura de Collingwood en Los principios del arte, de un modo muy resumido y captando la idea general, el arte es una religión salvadora, es decir, una entidad muy elevada que es capaz de mover la espiritualidad del mundo y del artista, quien es un genio-profeta que manifiesta la verdad por medio de su obra. La obra del artista, el arte, eleva espiritualmente la sociedad que participa de él.

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